- Autor: Juárez Belaúnde, Alan Luis
- Universidad: Universidad de Castilla-La Mancha
- Departamento: Ciencias Médicas
- Fecha de lectura: 15/02/2024
- Programa de doctorado: Programa de Doctorado en Neurociencias de la Universidad de Castilla-La Mancha (RD 99/2011)
- Dirección: Oliviero, Antonio
- Tribunal:
- González Barderas, María Eugenia (PRESIDENTE)
- Mordillo Mateos, Laura (SECRETARIA)
- Matías-Guiu Antem, Jordi (VOCAL)
- Descriptores: Neurorrehabilitación; Neurología
- Localización: Repositorio Universitario Institucional de Recursos Abiertos de la Universidad de Castilla-La Mancha: https://ruidera.uclm.es/items/2da69ed4-ff91-4bcd-b667-ecc7a44ad264
- Marcador: https://www.educacion.gob.es/teseo/createpdf?origen=1&idFicha=826118
- Resumen:
La fatiga como síntoma (fatiga patológica) se define como la sensación de estar exhausto, con baja energía y con aversión al esfuerzo, que se puede desarrollar durante una actividad física o mental y que, generalmente no disminuye con el reposo o descanso. A nivel neuropatológico, esta es consecuencia de una percepción anómala de sobre esfuerzo, y consecuente disejecución de vías motoras descendentes. El daño cerebral sobrevenido (DCS) es aquella lesión de cualquier origen que ocurre de forma aguda en el encéfalo, causando en el individuo un deterioro neurológico permanente, que condiciona un menoscabo de su capacidad funcional y de su calidad de vida previa. Una de sus principales causas es el ictus.
Una de las escalas más utilizada para medir la fatiga general es la escala FSS (Fatigue severity scale). Estudios previos definen la prevalencia de la fatiga en poblaciones con DCS, pero muchos presentan escasos números de muestra y distintas herramientas metodológicas. A partir de ello, la prevalencia reportada en poblaciones postictus varía entre un 29-77%. Es un síntoma invalidante que muchas veces pasa desapercibido por el profesional y existe muchas dudas sobre su evolución habitual tras el ictus, así como con respecto a su influencia en la recuperación funcional de la persona afecta. Solo existe un estudio previo, de perfil retrospectivo, donde se indica que puede influir negativamente en esta recuperación. Nuestro estudio sería el primero en determinar con un diseño de estudio prospectivo si la fatiga postictus se asocia con el resultado funcional tras un periodo de neurorrehabilitación. Para ello se llevó a cabo un estudio prospectivo de cohortes donde reclutamos pacientes con un primer episodio de ictus ingresados en la Unidad de Neurorrehabilitación Avanzada del Hospital "Los Madroños" entre los años 2018 a 2022.
El objetivo general fue estudiar la prevalencia y la evolución de la fatiga en una población de pacientes con un primer episodio de DCS de tipo ictus dentro de una unidad de neurorrehabilitación, desde su ingreso, hasta el alta, pasando tanto por la etapa de régimen hospitalario como ambulatorio y a partir de ello, reconocer la influencia de su presentación inicial en la funcionalidad definitiva del paciente al alta. Evaluamos a los pacientes mediante escalas clínicas, escalas de fatiga, espasticidad, dolor, depresión y de calidad de vida funcional al ingreso, a los 3 y a los 6 meses desde el ingreso, mientras realizaban un programa de neurorrehabilitación estándar.
Finalmente ingresaron al estudio 79 pacientes con una edad promedio de 67 años (52 hombres y 27 mujeres). De todos estos 48 fueron ictus isquémico y 31 hemorrágicos. En general, el grupo de paciente con ictus hemorrágico presentaba un déficit neurológico más grave que el grupo de pacientes con ictus isquémico. Los dos grupos eran similares en las demás variables, con una tendencia a un mayor nivel de fatiga en el grupo hemorrágico.
Se demostró una prevalencia alta de la fatiga clínicamente significativa (FCS) postictus (según escala FSS), aproximadamente el 40% de los pacientes al inicio del estudio, siendo mayor la proporción en el ictus hemorrágico que en el isquémico. Además, como hallazgo más importante se evidenció que la FCS al inicio del cuadro se comportó como un valor predictivo sobre la recuperación funcional a seis meses después del ictus.
En conclusión, los datos de nuestro estudio indicarían que la fatiga temprana tras un ictus influye negativamente en los resultados funcionales futuros del paciente aun recibiendo terapia tradicional en una unidad de neurorrehabilitación. Por lo tanto, parece importante encontrar estrategias en la fase aguda y subaguda tras el ictus para prevenir este efecto perjudicial, con el fin de mejorar las funciones y la calidad de vida de los pacientes.
ESTUDIO DE LA FATIGA ASOCIADA AL DAÑO CEREBRAL SOBREVENIDO A CONSECUENCIA DEL ICTUS Y SU RELACION CON LA EVOLUCIÓN FUNCIONAL DEL PACIENTE QUE LLEVA A CABO UN PROGRAMA DE NEURORREHABILITACIÓN
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